El cantante y compositor celebra con la publicación de su 24to. disco, un material variado y logrado donde toman parte Susana Rinaldi, Daniel Maza y Mario Parmisano, entre más y que, según revela, “se lo gané a la pandemia”.
un material variado y logrado donde toman parte Susana Rinaldi, Daniel Maza y Mario Parmisano, entre más y que, según revela, “se lo gané a la pandemia”.
“En ese tiempo a la pandemia de coronavirus le gané inventando algo que no se podía hacer y en la virtualidad donde muchos colegas hicieron streamings yo la aproveché para hacer un disco”, repasa Varela durante una entrevista con Télam.
El intérprete que en paralelo a su camino solista se desempeñó como mánager y productor de Rubén Juárez y generó un álbum y un documental sobre el poeta Héctor Negro, confiesa que de la mano de “Pasos”, “me creé todo un mundo que me ayudó a sobrellevar ese momento tan extraño y difícil”.
“Pasos”, cuyo título se debe a la canción homónima de la artista uruguaya Malena Muyala, incluye a ese género dentro de una paleta dominada por tangos y milongas donde se aprecian las firmas de Horacio Ferrer, Alejandro Szwarcman, José Arenas, Ernesto Lecuona, Carlos Cabrera, Homero Expósito, Astor Piazzolla, Virgilio Expósito y José Ogivieki entre otros.
El repertorio registrado reúne a “Balada para mi muerte” (con recitado a cargo de Susana Rinaldi), “El gordo triste” (con la participación, desde Países Bajos, del guitarrista Hernán Ruiz), “Dos angustias”, “Buenos Aires como quisiera” (junto a su autor, Carlos Cabrera) y “El vicio” (dedicado a Rubén Juárez por su autor y arreglador Edgardo Acuña quien ejecuta guitarra y piano midi).
El cancionero se completa con “Que te vaya bien”, “Troveros”, “Milonga del traidor”, “Pasos”, “Siboney”, “Vete de mí” (sumando el piano de Mario Parmisano) y “Candombe para Evaluna” (en yunta con Daniel Maza).
“Por ese candombe que quise regalarle a mi nieta, que nació en Córdoba en enero de 2020, es que terminó armándose el disco”, señala Varela al repasar la génesis del material.
En ese proceso, con la influyente figura del bajista, compositor y cantante uruguayo Maza, Varela conoció a Leandro “Pitu” Marquesano quien arregló cinco de las 12 piezas y devino en técnico de grabación del álbum.
«Uno tiene una trayectoria y un prestigio que te permiten levantar el teléfono y convidar a alguien y esa persona, porque te conoce, se termina sumando»Carlos Varela
Otro nombre saliente en la hechura del repertorio y su concepto sonoro resultó el del bandoneonista Gabriel Merlino (presente en “El vicio” y “Que te vaya bien”).
Télam: Para hacer “Pasos” te vinculaste con artistas de diversas procedencias pero sin perder el color a tango ¿esa versatilidad es un signo de la época?
Carlos Varela: Sin duda. Es que hay una cantidad de músicos jóvenes que son muy formados y también son orejeros. Tienen lápiz y oreja y entienden el tango de una manera maravillosa y eso es muy diferente a épocas pasadas cuando estaba el músico de orquesta por un lado y el “parrillero” por el otro y no se fusionaban. Yo creo que además de los conservatorios y del semillero que es la Orquesta Escuela de Tango Emilio Balcarce, Rubén Juárez tuvo mucho que ver y de alguna manera mostró un camino en ese sentido.
T: También te atreviste a incursionar con repertorio nuevo…
CV: Hay bastante obra nueva. Por ejemplo “Pasos”, que da nombre al disco, es un tema circular muy interesante que fue cerrando toda la idea del material. Un arreglo, un músico, una idea, te empujan más a que creas en una determinada obra.
T: ¿De qué manera se sumó Susana Rinaldi a recitar dos fragmentos en “Balada para mi muerte”?
CV: Cuando me decidí a hacer “Balada para mi muerte” que tenía mucho que ver con ese momento de la pandemia, recordé un encuentro de Susana con la Sinfónica de Israel que está en YouTube y donde está la que me parece por lejos la mejor versión del tema con esa artista suprema. Entonces me decidí a llamarla a través de su hijo Alfredo con quien tengo relación, pero como además quería que ella empezara recitando, encontré el texto de “Tu penúltimo tango”, también de Horacio Ferrer y dedicado a Zita, esposa de “Pichuco” y con música de Aníbal Troilo, para poder incluirlo.
T: ¿Cómo lograste reunir a un elenco tan renombrado y variado para este disco?
CV: Creo que es el fruto del camino recorrido. Uno tiene una trayectoria y un prestigio que te permiten levantar el teléfono y convidar a alguien y esa persona, porque te conoce, se termina sumando. También, en este sentido, la virtualidad fue una ayuda porque Parmisano, por ejemplo, participó desde España y Ruiz lo hizo desde Holanda.
T: Al respecto, ¿qué balance hacés de este camino tuyo y por qué ponés la fecha de 1982 como punto de partida?
CV: Son muchos años de mucho esfuerzo pero también de muchas concreciones. Tomo como fecha la de 1982 porque aunque yo canto desde que estaba en primaria, cuando en la bodega del Café Tortoni participé en la cantata porteña “Fundación del gorrión” (con música y dirección de Carlos Massetti y poemas de Héctor Negro, de Roberto Selles y de Héctor Reitano), fue la primera vez que cobré. Y poco tiempo después, el bandoneonista Arturo Penón –que integraba la orquesta de Osvaldo Pugliese y formaba parte del elenco de la cantata- me invitó a cantar en una galería de arte donde a modo de paga me dieron un cuadro hermoso que aún conservo. Pero antes de eso hasta participé en (el programa de TV) “Si lo sabe, cante” y me gané ir a cantar al boliche Tangolerías que Roberto Galán (conductor del envío) tenía en un subsuelo en Pacheco de Melo y Callao (en el Barrio Norte porteño). Y hacia 1986 logré grabar el primero de los 24 discos, “La piel de Buenos Aires”.