Es un disco que ayudará a entender mejor los momentos de nostalgia y dificultad, pues sus letras profundas llegan a esquinas sublimes. No es un material para ser digerido a la ligera sino para ser explorado y entendido desde la perspectiva y circunstancia de cada quien. Cada canción es un planeta distinto, pero hacen parte del mismo universo.
«Antes de iniciar la producción del disco no estaba cerca de imaginar lo que el universo tenía preparado para mí. Fue un proceso integral de crecimiento no solo como persona sino como artista empírico. El cáncer y un accidente que me postró a unas muletas fueron momentos cruciales para la producción del álbum ya que me vi obligado a pasar mucho tiempo aislado, pero fue la oportunidad perfecta para estudiar más sobre producción desde casa y para terminar de darle forma al disco. La enseñanza más grande de este proceso fue la paciencia y la constancia. La resiliencia no es otra cosa que la consecuencia de dicho aprendizaje», enfatiza el cantante.
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La portada del disco nació en una sesión de fotos hecha para Citadino Express por la fotógrafa colombiana Carol Guerrero en locaciones como el Central Park y estaciones de metro en Manhattan en Nueva York. La imagen representa al citadino transeúnte y solitario, ascendiendo por las escaleras que dan hacia la calle desde el subterráneo. Es una transición que pasa de la oscuridad a la luz haciendo uso de guitarras acústicas, eléctricas, piano, bajo y sintetizadores para consolidar su propio universo sonoro.