Reestrenada en Ítaca, este monólogo, interpretado magistralmente por Marcos Rosenzvaig, nos lleva a las profundidades de las emociones humanas, encapsulando la lucha interna de sus personajes en un contexto histórico tumultuoso.
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En esta narración, descubrimos la historia de Marco Avellaneda, un hombre condenado y degollado. Su cabeza, colgada de un árbol en la plaza ‘Independencia’ de San Miguel de Tucumán, se convierte en un símbolo de su trágica vida.
A través de este monólogo, el protagonismo se intensifica a medida que Avellaneda se despide de su esposa enamorada, Fortunata García, mientras busca el oxígeno emocional para sobrevivir a los fracasos que marcarán su destino.
El trasfondo de la obra añade un aire de tensión a la narrativa. Este conflicto no solo es el telón de fondo, sino que también sirve para enfatizar las emociones de pérdida y nostalgia. Cada paso que Avellaneda da, cada recuerdo que evoca, nos invita a reflexionar sobre la fragilidad de la vida y las elecciones que nos conducen a nuestro trágico final.
PALABRAS DE EDUARDO LANFRANCHI, DIRECTOR
La pérdida, es un susurro constante en la vida humana. No solo se refiere a lo material, sino a lo emocional, a las ideas que se derrumban, a los sueños que se desvanecen.
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Perder la cabeza es dejar que la emoción gobierne el pensamiento, sin freno ni límite. Es desear algo con tal intensidad que borra todas las barreras del sentido común.
En la historia argentina, la pasión y la violencia han sido constantes. Desde los enfrentamientos entre unitarios y federales hasta la dictadura militar y la polarización actual. La democracia no es solo un sistema político, sino una forma de convivencia, de respeto mutuo, de diálogo constante. La historia nos invita a reflexionar sobre el ciclo interminable de la violencia y a pensar si realmente hemos aprendido a perder con dignidad.
Al final, perder algo no es lo peor que puede suceder; lo peor es perderse a uno mismo en el proceso.
FICHA TÉCNICO – ARTÍSTICA
Intérpretes: Ezequiel Baquero
Vestuario: El Doble Teatro
Iluminación: El Doble Teatro
Cantante: Susana Cabrera
Música en vivo: José Prieto
Imágenes: El Doble Teatro
Puesta en escena: Eduardo Lanfranchi
Prensa: Pablito Lancone
Dirección: Eduardo Lanfranchi