Se trata de un álbum gestado en Mendoza, grabado en Buenos Aires, influenciado por el manso indie y la escena under de Capital; así también como de los escritores de la generación del ’20 y el pop-rock inglés de los ’90, el álbum debut de Sucio Rosa se compone y produce contrastes. Letras que hablan de nostalgia, de miedos y esperanzas, son acompañadas por melodías que escalan y complementan lo que dicen sus versos. Un marcado descenso (y acceso) hacia el subconsciente, con canciones que crecen en abstracción a medida que el disco avanza. Se evidencia una mezcla sónica de estilos a raíz del híbrido entre Mendoza y Buenos Aires, combinando el shoegaze, las guitarras garage y teclados de space rock con momentos de pop de dormitorio, que no le teme a fusionar géneros y épocas. Paredes de sonido y voces suaves que flotan sobre la melodía definen canciones que evolucionan desde que arrancan; una clara intención por interpretar un estilo progresivo, diseñando un prominente clímax en cada canción. |